Urbano VIII
Maffeo Vincenzo Barberini (1568-1644) fue miembro de una rica familia de mercaderes florentinos. Formado con los Jesuitas, y habiendo obtenido su título en jurisprudencia, se abrió paso en la administración de los Estados Pontificios, alcanzando el cargo de nuncio apostólico en París. En 1606 fue nombrado cardenal por el Papa Paulo V (1552-1621), y dos años después se convirtió en obispo de Spoleto. En 1623, después de la muerte de Gregorio XV (1554-1623), fue elegido Papa con el nombre de Urbano VIII. Su pontificado, que coincidió con la fase central de la Guerra de Treinta Años, se caracterizó en política exterior por tener una posición favorable a Francia y contraria a España. Se frustró su intento de recuperar el Ducado de Castro, y decretó la devolución del ducado de Urbino al Estado de la Iglesia. Amante de las artes y poderoso mecenas, Urbano VIII dotó a Roma de su aspecto barroco, por ejemplo, con el célebre baldaquino de bronce, obra de Bernini, en la Basílica de San Pedro. Durante su pontificado se celebró el segundo proceso contra Galileo.