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La nobleza hispana y los jardines: a semejanza de las villas italianas

Imagen 1En España no ha existido nunca una teoría del jardín que explicase sus características, la correcta disposición de sus terrazas, de sus escalinatas, de sus fuentes, de sus estanques, la división de los espacios de recreo, la utilización del agua, el cultivo de los árboles y plantas, etc., como sí lo hay en Italia y que podemos encontrar en los tratados de Arquitectura como es el del célebre Leon Battista AlbertiHumanista genovés del siglo XV (1404-1472) que desarrolló diferentes disciplinas, entre ellas destacó la arquitectura. Sus tratados teóricos sobre la construcción de edificios, sus formas, la perspectiva, los cánones, etc., revolucionaron la arquitectura moderna y se convirtieron en un manual de consulta obligada para los artistas del Renacimiento. Trabajó para importantes mecenas como los Pontífices Romanos, los duques de Ferrara y los duques de Mantua.. De esta manera, la mayoría de los jardines en España de época moderna imitaban a la cultura nobiliaria italiana, de tradición clasicista, pero también presentaban rasgos peculiares de la cultura hispana destacando la fuerte impronta del arte mudéjarFue el resultado de aunar elementos artísticos del estilo cristiano con el musulmán durante los siglos de conquista árabe y reconquista cristiana en la Península Ibérica. Se caracterizó por la decoración geométrica y ajedrezada del ladrillo, material principal del arte mudéjar, junto con la ornamentación de la yesería y la utilización de la madera en las techumbres. En los edificios de estilo mudéjar fue habitual ver los arcos ciegos de medio punto.. Y en España, además, eran muy importantes los aportes de los territorios de Flandes, con otra mirada distinta a la hora de proyectar la creación de un jardín. Todo este interés por la jardinería, así como la conjunción de tradiciones, se manifestaron claramente a partir del reinado de Felipe II, dado el interés de este monarca en realizar Sitios RealesSon los lugares, en su mayoría palacios, que han servido como residencia de los distintos monarcas. En el caso de España destacan por su importancia histórica y cultural, El Escorial, El Palacio de Aranjuez o el Palacio Real de Madrid. Conservan en su interior un importante patrimonio artístico como el antiguo mobiliario de la familia real o colecciones de pintura y tapices de gran valor. Además del edificio, destacan los jardines, fuentes y estanques que rodean a estos palacios., lugares de descanso con palacios, jardines y juegos de agua, que fueron imitados por importantes familias nobiliarias españolas. De ahí el interés de la villa de recreo conocida como El Bosque de los duques de Béjar, que a continuación presentamos en este itinerario, y que se puede visitar hoy día permaneciendo intacta en sus formas a como fue en los siglos XVI y XVII (imagen 1 y 2).

Imagen 2Ciertamente, el jardín, en todo el continente europeo en época moderna, aparece ligado al ambiente cortesano y aristocrático. El sentido de jardín como paraíso de unos pocos, como un lugar sólo para los elegidos, de retiro y descanso, pero también de ocio y diversión. En 1651 Pedro Soto de RojasFue un escritor granadino (1584-1658) que destacó como poeta en la corte de Felipe IV. Junto a Luis de Góngora y Lope de Vega, la poesía de Soto de Rojas se hizo célebre mientras estuvo en el ambiente cortesano de Madrid. Los últimos años de su vida los pasó en Granada ambientando la mayoría de su repertorio de versos sobre el ambiente de esta ciudad. publicaba su libro Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, en el que explicaba el sentido elitista, eminentemente aristocrático, que guardaba el jardín en época barroca. Un lugar de ocio privado lleno de contenido literario (invitando en los días estivales a los novelistas y poetas más destacados del momento), teatral (con representaciones teatrales, bailes, incluso se describen naumaquiasTeatralización de las batallas navales en lagos, estanques o piscinas, que tiene su origen en época romana. en los estanques) y musical (el sonido del agua, de los pájaros, los silencios). Pero también el jardín durante el Renacimiento, y sobre todo en el Barroco, se convirtió en el escenario de poder del propietario-mecenas donde se llevaban a cabo fiestas y actividades refinadas que manifestaban su riqueza y poder.

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