Las estatuas ecuestres y la Monarquía española
Expresión de un tema recurrente en el arte occidental desde tiempos de la antigua Grecia, el retrato ecuestre también se impuso en el período barroco, con motivo de celebrar e inmortalizar la vida y obra de personajes famosos, especialmente los monarcas. Siguiendo el modelo romano de la estatua de Marco Aurelio y el monumento del Renacimiento el Gattamelata de Donatello, muchos artistas se empeñaron en realizar dicha tarea. En el período barroco, se pueden señalar los ejemplos de la estatua ecuestre que representa al rey Luis XIV de Francia, obra de Gian Lorenzo Bernini, o las famosas esculturas con las que el florentino Francesco MochiFrancesco Mochi (1580-1654) puede ser considerado entre los iniciadores del Barroco en Italia. De formación manierista, el escultor toscano estuvo, a menudo, en contraposición a Bernini. Entre sus obras, destacan el grupo de la Anunciación en la catedral de Orvieto, los monumentos ecuestres de Ranuccio y Alessandro Farnese y la Santa Veronica en la Basílica de San Pedro en Roma. retrató en Piacenza las semblanzas de Alejandro y Ranuccio Farnese. En este contexto, un lugar especial viene reservado a las estatuas ecuestres que representaban a los reyes de España de los siglos XVII y XVIII.
Las Coronas de Castilla y de Aragón, unidas por el matrimonio (1469) de los Reyes Católicos Fernando e Isabel, fueron gobernadas por casi doscientos años por los soberanos de la dinastía de los Habsburgo. Después de Felipe I “el Hermoso”, marido de la hija de los Reyes Católicos Juana “la Loca”, fue Carlos V (1500-1558) el primer monarca Habsburgo que llevó a España a ser la principal potencia de la época. Cuando decidió abdicar (1556), determinó dividir sus vastas posesiones entre su hermano Fernando, quien heredó el Imperio, y su hijo Felipe II (1527-1598), quien le sucedió como dirigente de una monarquía que incluía, fuera de la península Ibérica, hasta los reinos de Nápoles, Sicilia, Cerdeña, el ducado de Milán, los Países Bajos y las colonias americanas. Durante el siglo XVII se sucedieron en el trono Felipe III (1578-1621), Felipe IV (1605-1665) y Carlos II (1661-1700). A la muerte sin herederos de este último, y después de la Guerra de Sucesión Española, se estableció una nueva dinastía, los Borbones, cuyo iniciador fue Felipe V (1683-1746).