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Carlos III de España y su gusto por los Belenes napolitanos

Belén del Príncipe 1Aunque se conocen ejemplos de belenes napolitanos en España, documentados al menos desde el siglo XV, fue en el Setecientos cuando se difundió el gusto y la afición por coleccionar piezas de belén. Cuando en 1759, Carlos III llegó de Nápoles a la corte hispana, trajo consigo un conjunto de Belenes napolitanos que había adquirido durante su reinado napolitano (1734-1759). Por deseo expreso de este monarca, se montaron belenes en diversos Sitios RealesSon los lugares, en su mayoría palacios, que han servido como residencia de los distintos monarcas. En el caso de España destacan por su importancia histórica y cultural, El Escorial, El Palacio de Aranjuez o el Palacio Real de Madrid. Conservan en su interior un importante patrimonio artístico como el antiguo mobiliario de la familia real o colecciones de pintura y tapices de gran valor. Además del edificio, destacan los jardines, fuentes y estanques que rodean a estos palacios. con figuras traídas del territorio italiano. Se trataba de belenes alejados del simbolismo religioso, buscando un costumbrismo y un reflejo del mundo cortesano en la ambientación, las figuras y la ostentación. El lujo de adquirir piezas únicas traídas de Nápoles llevó a la aristocracia española, a imitación de la realeza, a coleccionar figuras de belenes para exhibirlas en sus casas cada Navidad. En este sentido, cada año, la nobleza más destacada acudía a palacio para contemplar el Belén del Príncipe (imagen 1), que aumentaba con la adquisición anual de nuevas piezas, siendo accesible para las altas esferas hasta el siglo XX, siempre con cita previa que despachaba el Mayordomo Mayor de Palacio. Daba comienzo así un tráfico intenso entre España y el reino de Nápoles por adquirir figuras del Pesebre. Desde la corte madrileña, Carlos III pedía continuamente piezas para los belenes de sus hijos, siendo especialmente importante – por su elevado número de piezas, sus elegantes indumentarias y su perfecta técnica y acabado – el Belén del Príncipe, futuro Carlos IV. Este monarca continuó la afición y la tradición de su padre, exhibiendo y aumentando cada año el belén partenopeo en el Palacio Real.

Belén del Príncipe 2Todavía hoy, cada Navidad, el público puede visitar el Belén del Príncipe, conservándose algunas de las figuras de época de Carlos III, como el Misterio o los Reyes Magos (imagen 2), otras, como los pastores, taberneros, vendedores, etc., han desaparecido o han perdido sus vestimentas originales, no obstante, hoy sigue siendo el belén más importante y las figuras que faltan siguen siendo reemplazadas por otras también napolitanas. Este belén llegó a constar de un total de 5.950 piezas, adquiridas entre 1786 y 1788, realizadas por distintos artistas napolitanos, siendo Giuseppe SanmartinoGiuseppe Sanmartino (1720-1793) fue un importante escultor italiano, una figura destacada en el panorama artístico napolitano del Setecientos. Su obra más famosa es, sin duda, el marmóreo Cristo velado realizado para la capilla de los Príncipes de Sangro di Sansevero en Nápoles, la Capilla de Sansevero. Pero en su larga carrera, Sammartino fue autor de otras grandes obras, como la decoración de la iglesia de la Anunciación o el altar de la Iglesia della Nunziatella. También fue artífice de figuras de belén. el más importante y a quien se le atribuyen las primeras piezas del belén. Por su parte, Matteo BottiglieroMateo Bottigliero, o Bottiglieri (1684-1757) fue un importante artista del Setecientos napolitano, escultor y pintor. Al igual que otros artistas contemporáneos, se hizo conocido por su rica producción de belenes. destacó por el trabajo de la porcelana en algunas de las cabezas de las figuras del belén, o Giuseppe Gori, quien realizó la mayoría de los animales del belén.

Las cabezas y brazos de los personajes del Belén del Príncipe eran de porcelana, mientras que el resto del cuerpo era de madera articulada. Los vestidos estaban realizados con telas y bordados dorados y plateados, con detalles de pequeñas joyas. Los animales estaban realizados en plomo. La escenografía del belén variaba cada año, con un montaje nuevo y efímero, no obstante, había escenas que se repetían anualmente (la posada, la taberna, el mercado), y otras nuevas que se añadían cada año. Este montaje se sigue manteniendo hoy día, de manera que en la Navidad de 2013, se ha añadido en un extremo del belén un campamento otomano con haimaPalabra que deriva del árabe para designar a las tiendas de campaña usadas por los beduinos y árabes. y soldados incluidos, y al otro extremo se puede observar la llegada de un rey o un embajador en su carroza dorada.

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