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La vida aristocrática en época barroca

La vida aristocrática, durante la época barroca, presenta algunas características comunes en casi toda Europa, que se pueden resumir de la siguiente forma:

  1. la gran variedad de residencias en las que el aristócrata vive en algunos períodos del año: el palacio de la ciudad, la vivienda en su propio feudo, la villa en el campo o en otros lugares de veraneo, las residencias en los feudos u otras posesiones rurales.
  2. la centralidad conseguida, progresivamente, desde la residencia urbana, en la “capital”, que asegura una constante proximidad a los centros neurálgicos del poder político, económico y religioso.
  3. la residencia vivida siempre más como un símbolo de estatus que debe tener, entre sus características distintivas, la majestuosidad, la grandeza, las funciones de representación, pero también debe mostrar la atención a la cultura y el arte y al mecenazgo de sus propietarios. En cada vivienda, por lo tanto, no pueden faltar las salas de recepción, las salas de fiestas, galerías de imágenes con los retratos de los antepasados, las capillas, las colecciones de arte, los establos y los refugios para las carrozas; los teatros, las bibliotecas; y, en el exterior, portales majestuosos coronados por el escudo de armas de la familia, balcones y ventanas, jardines y juegos de agua, etc.

A la variedad de residencias corresponden diversas funciones de edificios y el modo en que vive el aristócrata en el interior de ellas.

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