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La Semana Santa en Calabria

Durante la Semana Santa calabresa encontramos, por lo menos, tres momentos rituales evocadores: las procesiones del Viernes Santo, cuando desfila la imagen de la Dolorosa, el paso con el féretro de Cristo muerto y los grupos escultóricos con escenas de la Pasión (generalmente denominadas vare, varette – lo que en España serían los pasos – o misterios); l’Affruntata (o Cunfrunta), el encuentro espectacular en la plaza de la ciudad entre la Virgen y el Hijo Resucitado el Domingo de Pascua (el ejemplo más conocido es el de Catanzaro); ‘A Pigghiata (la Captura), la representación viviente de la Pasión de Cristo, desde el arresto de Jesús en el Huerto de los Olivos (y a veces desde la última cena) a la Crucifixión.

Las procesiones del Viernes Santo más importantes son la Naca de Catanzaro y las Varette de Vibo Valentia (los típicos pasos sobre los que se colocan las escenas de la Pasión), representado por un actor (el Cireneo), que encarna y revive concretamente el sufrimiento de Jesús. En Catanzaro, en el barrio de Gagliano, también se lleva a cabo la más famosa recreación teatral de la Pasión de Cristo: cada siete años, las cofradías ciudadanas organizan una interesante Pigghiata  (la Captura) con personajes vivientes. Lo mismo sucede en Tiriolo (Catanzaro), donde todo el pueblo sirve de escenario a la representación sagrada.

En Calabria también encontramos algunos raros ejemplos de las procesiones penitenciales, durante las cuales algunos creyentes particularmente devotos (llamados vattienti o battenti) dan vida a espectaculares autoflagelaciones. En el pasado, estas ceremonias se hacían en diferentes lugares, hoy en día, sin embargo, perviven muy pocas, pero los ejemplos que quedan son muy llamativos: los Vattienti del Sábado Santo en Nocera Terinese (Catanzaro) y los Battenti del Jueves Santo en Verbicaro, en la provincia de Cosenza (donde la mañana del Viernes Santo tiene lugar la representación de la Pasión con estatuas y cuadros vivientes). Tales rituales sanguinolentos provienen de las costumbres penitenciales puestas en uso por las cofradías de los flagelantes o disciplinados de época medieval. En Calabria, similares ceremonias de mortificación se atestiguan desde el siglo XVII.