Guardando la documentación secreta: las papeleras y escritorios de época barroca
Las papeleras (muebles para guardar documentos) y los escritorios resultaban, para la sociedad española del Barroco, un mobiliario esencial de su cultura material. Estos muebles, conservados en museos, palacios y casas nobiliarias, servían para ocultar y ordenar los pensamientos secretos, las cartas privadas, documentos oficiales. Ciertamente, pertenecen al ámbito de la escritura y del pensamiento y por ello, se trata de mobiliario perteneciente a la aristocracia que era quienes tenían el poder adquisitivo, no sólo para comprar estos objetos de lujo, sino también para recibir una educación que les permitiera utilizarlos plasmando por escrito sus ideas. De esta manera, la sala donde se situaban estos muebles reflejaba un lugar de trabajo.
Son piezas de mobiliario que se datan ya en época romana, pero que fue en época moderna cuando adquieren un alto grado de perfección en su manufactura y se documenta todo un comercio, tanto interior como exterior, que permitía que su presencia se encontrase en cualquier casa o palacio nobiliario o real.
Las papeleras eran cajas rectangulares, normalmente sin tapa, con un frente dividido en numerosos compartimentos o cajones y sin tablero extraíble por lo que carecían de espacio para escribir, sólo servían para guardar documentos (ver imagen 1, Museo Nacional de Artes DecorativasEn este museo se expone la cultura material de la sociedad española que permite interpretar las ideas y valores de su Historia. Se sitúa en Madrid, en la calle Montalbán de Madrid), sin embargo, los escritorios solían tener una forma muy parecida a las papeleras, pero con el tiempo fueron asemejándose más a las mesas-escritorio, que facilitaban la escritura y seguían presentando gavetas o estantes, pero menos numerosas que en las papeleras (ver imagen 2, Museo Nacional Artes Decorativas de Madrid). A veces tenían cajones con llave, que se solían llamar “secretos”, pues sólo el propietario accedía a su interior. La madera utilizada en el barroco español fue la de coníferas (pino) y la de nogal. Casi todos estos muebles tenían unas asas a los lados que facilitan su transporte y que les da el carácter móvil de estos muebles del barroco pues en numerosas ocasiones acompañaban a sus propietarios, como era el caso de los virreyes. Las diferentes formas de estos muebles permiten datarlos con precisión, a lo que se añade la evolución de las decoraciones y técnicas y las preferencias – dependiendo de la época – de unas u otras maderas. En el siglo XVII se constata todo un intercambio de tipologías de muebles, que va a caracterizar cada uno de estos muebles dependiendo de su región. Por ejemplo, muchos de estos muebles presentaban una decoración de marquetería “alemana”, o mezclaban la decoración vegetal típicamente oriental sobre materiales o formas de escritorios o papeleras occidentales. También se difundió por España la decoración con chapeado de concha de tortuga combinada con placas de hueso que caracterizó la producción española e italiana (sobre todo de Nápoles) de la segunda mitad del siglo XVII.