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Órdenes religiosas

Después del inicio de la Reforma Protestante (1517), surgieron nuevas Órdenes religiosas destinadas a convertirse, en los siglos posteriores, en instrumentos eficaces para la renovación e impulso confesional de la Iglesia Católica. Un papel especial jugó la Congregación de Clérigos Regulares, formada por sacerdotes que vivían de acuerdo a las reglas de la vida común, pero que fueron liberados de las obligaciones de la vida monástica y se centraron en actuar de manera práctica sobre la sociedad: los Barnabitas (1533), los Somascos (1540), la Compañía de Jesús (1540), los Camilianos (1586), los Caracciolini o Clérigos Regulares Menores (1588), los Clérigos Regulares de la Madre de Dios (1595) y los Escolapios (1617). Asimismo, desde 1524, Gian Pietro Carafa (1476-1559) había establecido, con la ayuda de Gaetano da Thiene (1480-1547), la Orden de los Clérigos Regulares, después llamados Teatinos según el nombre latino (Theate) de la sede episcopal (Chieti, la ciudad de Abruzzo) de Carafa. Los Clérigos Regulares se organizaban en Órdenes y Congregaciones con superiores diferentes, bajo el control directo de la Santa Sede, y una fuerte autonomía organizativa y operativa. Su campo de acción era diverso: de la predicación a la educación, de la asistencia a los enfermos a los estudios teológicos. Cada Orden regular se especializó, por así decirlo, en una o más áreas: por ejemplo, los Barnabitas en la educación superior, los escolapios en la escuela elemental destinada a los más humildes, los Camilianos en el cuidado de los enfermos y moribundos. Las Órdenes regulares jugaron un papel crucial en el control de la vida religiosa y la reforma de las costumbres sociales, marcando profundamente a la sociedad de su tiempo.

Para leer más:

  • R. Po-Chia Hsia, The World of Catholic Renewal, 1540-1770, Cambridge 1998.
  • Religione, conflittualità e cultura. Il clero regolare nell’Europa d’antico regime, a cura di M.C. Giannini, in “Cheiron”, 43-44 (2005).