Carmelitas
La Orden de los Carmelitas, a saber, la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo, nació en Palestina con un espíritu puramente monástico. La regla de la Orden, nacida de la pobreza, el silencio, el ayuno, la abstinencia y las vigilias nocturnas, fue aprobada por primera vez por Honorio III en 1226. Durante el siglo XIII los Carmelitas abandonaron el Medio Oriente y se establecieron en Europa, extendiéndose rápidamente por todo el continente. En 1432 el Papa Eugenio IV mitigó el rigor de la regla original, lo que provocó, en las décadas siguientes, diversas reformas internas ala Orden para detener la relajación de las costumbres que le siguieron. Con la reforma de Juan dela Cruz y Teresa de Ávila nacieron los Carmelitas Descalzos, que obtuvieron más tarde, a partir de 1593, la autonomía completa de los Carmelitas Calzados, o los de la Antigua Observancia. A pesar de estas divisiones, la Orden continuó su expansión durante la Edad moderna. La gran difusión entre los laicos también llevó a la creación de la Tercera Orden del Carmen y la Cofradía del Escapulario del Carmen. Reducida en gran medida después de la Revolución Francesa y en el siglo XIX, la Orden retomó algo de vigor en el siglo XX, redefiniéndo su propia misión después del Concilio Vaticano II.