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La Orden de San Agustín

La Orden de San Agustín es una orden mendicante cuyos orígenes no se remontan al santo de Hipona, sino a la unión de varias comunidades de ermitaños de la región de la Tuscia ordenada en 1244 por el Papa Inocencio IV. En 1256, otras familias religiosas se unieron a la nueva Orden, que en pocos años se había extendido a casi todo el centro-norte de Italia. En el siglo XIII los agustinos también se extendieron al sur de Italia y fuera de los confines de la península (especialmente en la actual Alemania). En el siglo siguiente, ante una cierta relajación de la disciplina monástica, tuvo lugar al nacimiento de diferentes congregaciones de observantes, y cuyos conventos decidieron seguir más fielmente la Regla agustiniana. En uno de estos conventos, en Erfurt en Sajonia, se formó Martín Lutero, quien inició la Reforma Protestante. En la Edad Moderna, la Orden se dedicó con grandes frutos a la actividad misionera en todo el mundo, mientras que en su interior nacieron las congregaciones de Recoletos, los Agustinos Descalzos y los Centorbi. Al borde de la extinción, al menos en Europa, después de la supresión de numerosos monasterios y la confiscación de sus bienes por el Estado entre los siglos XVIII y XIX, la Orden fue reorganizada por el Papa León XIII a finales del siglo XIX.