Bartolomeo d’Aquino
Bartolomeo d’Aquino (1609-1658) nació en Nápoles de una de las familias nobles más antiguas del sur de Italia. Durante el reinado de Felipe IV se convirtió en el banquero más importante, contratista y recaudador de impuestos del reino de Nápoles. Sus transacciones financieras con la Corona comenzaron en 1636, en medio de la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) y en vísperas de las revueltas que, en los años Cuarenta, convulsionaron a la Monarquía española. Desde 1636 a 1644 d’Aquino garantizó préstamos sustanciales a la Corona de Madrid (asientos) por un total de más de 17 millones de ducados, siendo devueltos a través de las rentas anuales del Estado, creadas con la privación de las entradas todavía no vendidas y con la imposición de nuevos tributos. Además, en 1640, acumuló un gran patrimonio de tierra en diversas periferias del reino de Nápoles, convirtiéndose en 1644 en príncipe de Caramanico. El gran poder y el enorme enriquecimiento de d’Aquino, sin embargo, lo convirtieron en una de las dianas de la protesta popular de 1647 a 1648 y, en general, le identificaron como uno de los principales responsables de la oprimente crisis económica del reino de Nápoles. Ya arrestado en 1644, vio su casa incendiada por los rebeldes en agosto de 1647, viéndose obligado en varias ocasiones a cambiar de residencia por motivos de seguridad y le fue secuestrada una parte de sus vastas propiedades. El proceso de las deudas y los presuntos abusos d’Aquino continuó más allá de su muerte, acaecida el 23 de febrero 1658.
Para saber más:
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A. Musi, Finanze e politica nella Napoli del ‘600: Bartolomeo d’Aquino, Napoli 1976.
- R. Villari, Un sogno di libertà. Napoli nel declino di un impero, 1585-1648, Milano 2012.