Siracusa
La región donde se encuentra la actual Siracusa fue habitada por diversos pueblos desde la prehistoria. Los primeros griegos, provenientes de Corinto, llegaron en el siglo VIII a. C. y en poco tiempo dieron vida a una ciudad grande, próspera y poderosa. Hasta la conquista romana, en el siglo III a.C., Siracusa pasó por varios gobiernos tiránicos y regímenes democráticos temporales, convirtiéndose en un punto de referencia para escritores, poetas, filósofos y trágicos. Fue aliada de Esparta en la guerra del Peloponeso. Platón planteó fundar en Siracusa su República ideal. El matemático e inventor Arquímedes, natural de Siracusa, murió durante el asedio de los romanos en el 212 a.C. La ciudad perdió gran parte de su poder y de su prestigio durante el largo dominio romano (siglo III a.C.- V. d.C.), pero emergió como uno de los primeros centros de la difusión de la religión cristiana en Occidente. Después de la caída del Imperio Romano, Siracusa pasó, como todo el conjunto de Sicilia, por varias dominaciones en época medieval y moderna: vándalos, ostrogodos, bizantinos, árabes, normandos, suevos, angevinos, aragoneses y españoles. En 1693, tras el desastroso terremoto que afectó fuertemente el sudeste de Sicilia, la ciudad fue reconstruida en un estilo barroco que hoy sigue caracterizando su centro histórico. Tras el breve paréntesis de los Saboya y de los Austrias, Siracusa y Sicilia quedaron bajo el control de los Borbones a partir de 1734. (foto: el Duomo de Siracusa, reestructurado en estilo barroco después del terromoto de 1693)
Para leer más:
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F.F. Gallo, Siracusa barocca. Politica e cultura nell’età spagnola (secoli XVI-XVII), Roma 2008.