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La Procesión de los Misterios de Lanciano (Chieti)

La Semana Santa en Lanciano (Chieti) se remonta, al menos, al siglo XVII. En ese momento, la Archicofradía de la Muerte y Oración (nacida en 1608, pero activa desde el siglo anterior con el título de la Cofradía de la Buena Muerte) organizaba ya la representación sagrada del martirio de Cristo. A finales del siglo XVIII, sin embargo, tomó forma la actual procesión de los Misterios, que consiste en el desfile de los instrumentos de la Pasión: el Ángel de la Angustia, con cáliz y lanza; los instrumentos de la captura en el Huerto de los Olivos; la columna de la flagelación con los látigos ensangrentados; el gallo; la mano de Malco; la columna con la corona de espinas; el trapo de púrpura y el catino de Pilatos; el Rostro Santo; la columna con clámide, lanzas, manto y clavos; la inscripción de la Cruz con la lanza, la esponja y la escalera. La procesión tiene lugar el Viernes Santo en el sugerente entorno de la ciudad antigua: además de los Misterios, encomendados a los niños, en la ceremonia también participan la escultura del Cristo Muerto (siglo XVIII) y las estatuas de las tres Marías vestidas de luto: la Virgen Dolorosa, María Magdalena y María de Cleofé. Los basamentos sobre los que se apoyan los Misterios y las otras estatuas procesionales (que los sicilianos llaman vare y los españoles pasos), y en Lanciano y en Abruzzo son llamados talami: es famosa la homónima procesión que se desarrolla en Orsogna, también en la provincia de Chieti, el Martes de Pascua. El desfile sagrado de Lanciano se abre con las insignias de la Archicofradía y de la Pannarola (una bandera triangular negra, de cuya cima cuelgan largas cuerdas sujetadas por niños), seguido por los objetos de la Pasión. Dos largas filas de cofrades protegen el Via Crucis del desconocido Cireneo y preceden al féretro del Cristo Muerto y a las estatuas de las tres Marías. La figura de Simón de Cirene (un cofrade particularmente devoto, elegido en secreto por el Prior de la Archicofradía) personifica la imagen del Cristo sufridor con la cruz. Recorre las calles de la ciudad descalzo en señal de penitencia, encapuchado y envuelto en un sayo de color negro. Una ceremonia conmovedora que está acompañada por la música sagrada de los maestros Ravazzoni, Masciangelo y Bellini y adornada con algunos detalles barrocos (como antorchas y faroles que iluminan el paso lento del Cireneo).

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