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El corazón abruzzense del ducado: Atri y el Palacio Acquaviva (segunda parte)

Duomo AtriA la muerte de Giovanni Antonio Donato le sucedió en el ducado Giovanni Girolamo I, quien, al igual que sus predecesores, le gustaba rodearse de escritores y artistas y continuó embelleciendo su corte. Extendido el palacio ducal en el área oriental, convirtió un salón en un teatro, donde los artistas y escritores se reunían, y donde él mismo, escritor y poeta, recitaba sus composiciones con su hermana Dorotea, poetisa muy reconocida en aquel momento. Desde finales del siglo XVI los descendientes de Giovan Girolamo I Acquaviva vivían lejos del Abruzzo y pasaban a Atri sólo para visitas cortas y el palacio entró en una profunda decadencia. Un breve “renacer” se produjo a finales del siglo XVII, gracias a Giovanni Girolamo II, que venía algunas veces con su mujer para permanecer un tiempo en el lugar. El edificio fue remodelado en el exterior, con el fin de hacerlo menos austero y más en consonancia con el arte barroco predominante: construyó una cornisa, que rodeaba todo el edificio, pero la novedad más importante se llevó a cabo en el interior, donde a Giacomo Farelli, conocido pintor de la aristocracia napolitana, se le pidió a pintar los frescos de varias habitaciones en la planta principal del edificio. Realizó en el salón de honor la Batalla de Júpiter con los Gigantes, en una habitación contigua la Vida de Hércules, y en la Sala de Audiencias en el interior de los grandes ovales los retratos de todos los duques, duquesas y los personajes más eminentes de la familia, desde Antonio en adelante. En línea con la cultura aristocrática napolitana, estas elecciones artísticas estaban destinadas a exaltar la estirpe y el modo de vida aristocrático; pero al mismo tiempo, los valores militares, la fuerza, y la “violencia” continuaron siendo fundamentales para la familia, y en concreto para Giovan Girolamo, hombre de armas al servicio de Felipe V. Hoy, por desgracia, de estas pinturas queda muy poco. El palacio ducal fue duramente golpeado por las tropas austríacas durante la Guerra de Sucesión española y con la extinción de los Duques de Acquaviva de la rama de Atri se convirtió en propiedad estatal, bajo Carlos de Borbón (foto: Catedral de Atri).

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