Écija
En Écija, municipio de la provincia de Sevilla, Andalucía, hay signos tangibles y artísticamente importantes de la presencia, en época moderna, de los marqueses de Benamejí. El palacio de Benamejí es un palacio barroco, que fue declarado monumento nacional y cultural, cuyos trabajos de edificación comenzaron en los primeros años del siglo XVIII. Es, como el conciudadano palacio de Peñaflor, uno de los modelos de arquitectura civil barroca en España y uno de las joyas de la época dorada de Écija. Originalmente, el palacio era propiedad del marqués de Benamejí, la rama francesa de la familia de los Bernuy, que más tarde pasó a los condes de Valverde, familia que se extinguió en 1874. Seguidamente, alojó el distrito militar y desde 1997 alberga el Museo Cívico. La imponente fachada (foto 1) es de ladrillo, con una base de piedra y una hilera de balcones en la primera planta, según el proyecto del arquitecto local Paul Gutiérrez. Dos grandes torres en los extremos dan una cierta verticalidad al edificio, rompiendo las líneas marcadamente horizontales. La monotonía y la simplicidad también son rotas por el majestuoso portal que consta de dos niveles, en el superior de los cuales hay cinco pináculos de diferente altura y el escudo de los marqueses de Benamejí.
Entrando por la puerta, un gran arco da paso a la entrada, en cuyo fondo se encuentra la escalera principal, formada por tres arcadas sobre columnas dóricas, y la cúpula cubierta con una bóveda de cañón. A la derecha se encuentran las antiguas caballerizas, que acogen actualmente una exposición de los restos arqueológicos encontrados en la Plaza de España. Al pasar bajo la escalera se accede al patio principal, delimitado por una columnata de dos plantas, con arcos de medio punto sostenidos por columnas de piedra y con una fuente en el centro. Alrededor del patio están las salas del Museo Cívico. Las piezas del museo proceden de los materiales recuperados durante las excavaciones ciudadanas, que pasaron a ser piezas de la colección arqueológica local, donaciones o en depósito temporal. Entre éstas, se incluyen grandes mosaicos de alta calidad y la escultura romana de la Amazona herida, la única en el mundo que ha conservado los restos de policromía casi completos.
Siempre en Écija, se puede admirar el Mirador Benamejí (foto 2). Es uno de los edificios que los nobles de la ciudad solían utilizar para las fiestas que se celebran en la plaza principal. Construido en el siglo XVIII, se compone de cuatro hileras de arcos. Sobre los tres planos que lo componen existen grandes porticadas en columnas, mientras que en el centro de la cornisa superior destaca el emblema heráldico de los marqueses propietarios.