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Zafra

Zafra 1En Zafra, en la provincia de Badajoz, se encuentra el Palacio de los Duques de Feria. Lorenzo Suárez de Figueroa II, II señor y conde de Feria, quien mandó construir en 1437 la fortaleza que hoy es el Palacio de los Duques de Feria y el Parador de Turismo “Duques de Feria”. La idea del entonces señor de Feria, era tanto la de tener una nueva casa adecuada a su rango, como la de completar la defensa de la ciudad de Zafra en la zona donde estaba más débil. Fue construido en un tiempo récord (seis años), y curiosamente, la autorización real de Juan II de Castilla para su construcción no llegó hasta 1441, cuando la obra ya estaba en marcha. El edificio, en lugar de como una fortaleza, fue planeado como una residencia señorial. Las huellas góticas, la decoración morisca y los muros exteriores dan a la estructura su aspecto feroz y solemne. La entrada a la fortaleza se encuentra dentro de las murallas, en frente había una plaza de armas, que todavía está presente. El muro perimetral tenía una barbacana o muro exterior que era de la misma altura que los que rodeaban la ciudad, ahora ya desaparecidos. Entre los elementos murales destaca el bastión, símbolo del poder del primer Conde de Feria. El palacio ha llegado a nosotros conservando su estructura original, a pesar de haber sufrido grandes cambios a lo largo del período Ducal. De hecho, del patio central se han conservado sólo las paredes centrales, pero no el pórtico, ni las bóvedas que han sido reemplazadas por el precioso patio actual cuando los Feria ascendieron al título ducal (siglo XVI). El segundo conde de Feria encargó durante su mandato toda una serie de reformas, entre ellas, la construcción de la sala dorada, y tal vez, la renovación de la capilla, a la que se añadió un impresionante artesonado que cubre el ábside, contemporáneo del que hay sobre la citada sala. La renovación importante se produjo cuando los Feria alcanzaron el rango ducal y la grandeza de España y el castillo se convirtió en un palacio. Los cambios iniciados por el II Duque (1571-1609) fueron muy significativos, aunque si bien hubo la intención específica de mantener intactas las estructuras antiguas externas para dejar constancia de la antigüedad de su linaje. En la primera fase se añadieron dos alas al nuevo edificio construido a ambos lados de la puerta principal y dos galerías o corredores a ambos lados de la torre del sur-este, se reestructuraron algunos ambientes internos y fue construido el patio interior en mármol blanco (erróneamente atribuido a Juan de Herrera). En una segunda fase, que se inició en 1605, y duró cuatro años, se construyó una galería para conectar el palacio a la cercana iglesia de Santa Marina, que a su vez fue reconstruida. Extinguido el linaje de los Suárez de Figueroa, el edificio entró en una larga decadencia y sirvió para diferentes funciones (cuartel, prisión, hospital, sede de varias oficinas, escuela, escuela de artes y oficios) hasta 1965, cuando se comenzó a trabajar para convertirlo en un Parador de Turismo. Esto marcó el renacimiento del palacio.

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