Bagnara
Centro político, administrativo y comercial de primer orden, en 1419 el feudo de Bagnara fue dado por la reina Juana de Anjou a Carlo Ruffo, conde de Sinopoli, tras el pago de 12.000 ducados. Este fue el origen del nombre de Ruffo di Bagnara quienes, sobre este feudo, construyeron la base de su poder político y económico, que tenía en la producción y comercialización de la seda uno de los principales sectores económicos, junto con la producción de la madera y la pesca. Bajo el dominio de los Ruffo, la ciudad también se transformó desde el punto de vista urbanístico y arquitectónico, siendo significativas la renovación y rehabilitación de los edificios preexistentes, que se adecuaron según las necesidades de vivienda y después siguiendo los estilos más modernos del renacimiento y el barroco.