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El descanso plácido durante el barroco español: las camas

CamasEn época moderna, las camas además de ser el lugar de descanso del hombre, eran también un símbolo de riqueza y prestigio – señalando el poder de quien las ocupaba -, tanto era así, que se solían heredar de padres a hijos. Aparecían también en los inventarios de dotes de las mujeres de la nobleza. En función de su dimensión, materiales, decoración, naturaleza del colchón y calidad de las sábanas podían pertenecer a familias más o menos poderosas. Pero la cama también tenía gran simbolismo religioso, pues era el lugar a donde la persona padecía una enfermedad y, incluso, le llegaba su hora de muerte, convirtiéndose a veces, en pequeños altares temporales donde reposaba el difunto. Las camas de uso individual de pequeñas dimensiones se popularizaron en el siglo XVII a consecuencia de la estricta ortodoxia de la Iglesia, efecto de una sociedad religiosa que trataba, por todos los medios, de evitar el contacto físico entre personas que podía llevar al pecado y a la promiscuidad.

Existieron fundamentalmente tres tipos de cama, dependiendo de su forma, durante el barroco español; por un lado la cama con dosel, de inspiración italiana, con columnas salomónicas apoyadas sobre plintos, y por el otro, la cama con cuatro postes o columnas a media altura, rematadas con bolas o pináculos (imagen. Museo Nacional de Artes DecorativasEn este museo se expone la cultura material de la sociedad española que permite interpretar las ideas y valores de su Historia. Se sitúa en Madrid, en la calle Montalbán de Madrid), y carentes de dosel, tipología que también era italiana. Y por último, la cama con columnas sin dosel pero con cabecero, normalmente con forma triangular, en el que podía tallarse el motivo heráldico de la familia o decorarse con temas florales o geométricos. Las columnas, independientemente de que fueran a media altura o sujetaran los doseles, solían presentar una decoración escultórica de ángeles, cariátides o flores. A partir de los años 20 del siglo XVII llegaron de Nápoles las camas con columnas entorchadas o retorcidas, con decoración escultórica y acabado dorado o plateado. La madera utilizada en las camas barrocas españolas era de nogal o pino. La mayoría de los colchones de esa época han desaparecido, pero solían ser de lana y se apoyaban sobre somieres con tablas de madera. Los pies de la cama solían tener forma de jarrón o de garras de animal. En cuanto al ajuar, se fueron introduciendo nuevos tejidos como el algodón en sábanas y fundas.

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