Vía San Gregorio Armeno y el Belén napolitano
En Nápoles y en su reino el belén hizo su aparición en el siglo XIV para, más tarde, convertirse en uno de los elementos más característicos de la cultura y la identidad de la ciudad. A partir del siglo XV se difundieron las primeras esculturas de figuras de madera y después de terracota. Con la época barroca dio comienzo la edad de oro del belén napolitano, y el belén más célebre de la época fue realizado en 1627 por los escolapios alla Duchessa: compuesto de maniquíes articulados de madera, cubiertos con ropas y telas, fue el primer belén no fijo, siendo efectivamente desmontado y vuelto a montar todos los años en época de Navidad. Entre los siglos XVII y XVIII, el belén napolitano adquirió algunas de sus características más particulares: maniquíes y estatuas se hicieron cada vez más pequeños y en la representación del Nacimiento se fueron añadiendo progresivamente más lugares y personajes extraídos de la vida cotidiana, desde las calles y plazas de la ciudad, de las capas más humildes de la población, tales como mesoneros, zapateros, taberneros, vagabundos, enanos y el resto de templos griegos y romanos de la zona napolitana. Además, en el siglo XVIII, el belén salió de las iglesias y entró por primera vez en las casas de la aristocracia y la clase media más rica, dando lugar a una verdadera competencia por el belén más hermoso y de mejor escenografía, para el que trabajaron a menudo importantes artistas y escultores.
En Nápoles hoy en día, la tradición del belén sigue viva, a pesar de no llegar a la fastuosidad del periodo borbónico. Además de mostrarse en las iglesias y casas privadas, las representaciones del Nacimiento de Jesús se conservan, como ejemplos históricos y de alto valor artístico, en importantes instituciones civiles: este es el caso, por ejemplo, del Belén Cuciniello en el Museo de la Cartuja de San Martin y el Belén del Banco de Nápoles expuesto en el Palacio Real. Sin embargo, el lugar donde mejor se representa la tradición del belén napolitano es en la Vía San Gregorio Armeno (imagen 1), donde las tiendas de artesanía y exposiciones permanentes dan la oportunidad de admirar y comprar no sólo las clásicas figuritas del pesebre y las escenas napolitanas (como los pastores, los Reyes Magos, el Cicci Bacco (borracho), el Benino (pastor dormido), la meretriz, el fraile, el pescador, la gitana, el puente, el horno, la taberna, el pozo, etc.), sino también las representaciones de personajes populares y modernos, como los políticos, deportistas y actores (imagen 2). La tradición del belén en todo el antiguo reino de Nápoles se mantiene viva gracias a los numerosos ejemplos del Nacimiento viviente, organizado en varias localidades del sur de Italia.