La revuelta catalana
Cataluña ha sido la ciudad más próspera y rica del reino de Aragón, equipada con una amplia gama de privilegios e inmunidades que ni siquiera los poderosos soberanos de Castilla podían violar. Cataluña se rebeló en defensa de estos derechos y frente al intento de Felipe IV (1605-1665) y el conde-duque de Olivares (1587-1645) para que Cataluña colaborara más en la financiación de las guerras que la monarquía de los Habsburgo estaba llevando en Europa durante la guerra de los Treinta Años (1618-1648). Entre el 22 de mayo y el 7 de junio de 1640, los acontecimientos se sucedieron rápidamente: la población catalana, cansada de años de guerra y de la presencia en el territorio de las tropas encargadas de responder a los ataques de la vecina Francia, tomó las armas en diferentes lugares de Cataluña. Ante este giro inesperado de los acontecimientos y el asesinato del virrey Santa Coloma, los grupos dirigentes catalanes, liderados por el carismático Pau Claris, proclamaron la República catalana bajo la protección de Luis XIII de Francia. A diferencia del caso portugués, sin embargo, la revuelta de Cataluña no estaba destinada a durar: las divisiones internas en su grupo dirigente, la muerte de Pau Claris y los éxitos del ejército español enviado por Felipe IV después del final de la Guerra de los Treinta Años (1648) provocó el término de la sublevación. Barcelona fue reconquistada por don Juan de Austria el 11 de octubre de 1652.
Leer más:
- J.H. Elliott, The Revolt of the Catalans. A Study in the Decline of Spain (1598-1640), Cambridge 1963.
- R. García Cárcel, Pau Claris. La revolta catalana, Barcelona 1980.