Guerra de Sucesión Polaca
Después de la muerte del rey Augusto II Wettin de Sajonia (1733), el trono de Polonia se vio dividido en dos pretendientes: Estanislao Leszczynski, un noble polaco que contaba con el apoyo de Luis XV de Francia (1710-1774), quien se había casado con su hija, y Augusto III Wettin, hijo del difunto rey. Los Borbones de España se alinearon con sus parientes en Francia, mientras que el Imperio y Rusia apoyaron a Augusto III. El conflicto armado entre las dos coaliciones terminó con la paz de Viena (1738). El trono de Polonia le fue reconocido a Augusto III, mientras Leszczynski obtuvo el ducado de Lorena, pero sólo a título vitalicio y con la condición de que el territorio pasara, después de su muerte, a la hija, y por ello, a la corona francesa. El duque de Lorena depuesto, Francisco (1708-1763), yerno del emperador Carlos VI (1685-1740), tuvo a cambio el Gran Ducado de Toscana. El emperador, a su vez, mantuvo el Estado de Milán, obtuvo el ducado de Parma y Piacenza, pero perdió los reinos de Nápoles y Sicilia, dados a Carlos de Borbón (1716-1788), hijo de Felipe V de España.