Las fiestas barrocas en honor a la corte del duque de Lerma
Cada año, a principios del mes de Agosto, se celebran en la ciudad de Lerma las fiestas barrocas en recuerdo al I duque de Lerma y a la ciudad que un día fue la residencia del valido de Felipe III. En esta celebración, los ciudadanos se disfrazan para dar vida a una fiesta en honor al favorito del rey que, a principios del siglo XVII, remodeló la ciudad y le dio el aspecto barroco y grandioso que hoy asombra al viajero.
Lo más señalado de la fiesta es un desfile que comienza en el arco de la cárcel de la ciudad de Lerma (hoy puerta de entrada a la ciudad) y acaba en el palacio ducal. En esta procesión se representa una historia que va del caos del mundo a lo más refinado y culto de la corte: primero arrancan el desfile, en un ambiente de fuego y humo, los demonios, los faunos, las criaturas del submundo, que traen el desorden y el miedo a la ciudad de Lerma. A continuación les sigue el pueblo llano vestidos de época barroca; artesanos, agricultores con sus cestas y carros de trigo, criadas, lavanderas, etc., que van cantando y tocando instrumentos antiguos. Seguidamente, lo más llamativo, la corte barroca del duque de Lerma, por parejas, a quien acompaña una música refinada y culta, al mismo tiempo que la aristocracia baila con movimientos acompasados llenos de elegancia. Cierran el desfile los cabezudos, que representan a los cortesanos, vestidos con el hábito de Santiago a modo de burla de ese mundo cortesano lleno de engaño y disimulo, y finalmente los gigantes de distintas religiones y razas.
Al llegar al Palacio Ducal de Lerma (hoy un reconstruido parador nacional), los duques de Lerma, vestidos con sus mejores galas, salen de su residencia a recibir a la corte. Ante los duques, a quienes saludan con gran reverencia, la aristocracia realiza una serie de bailes en grupo mostrando la celebración de la fiesta en honor al duque de Lerma.