Valladolid y el traslado de la corte
Una de las manifestaciones del poder del duque de Lerma fue el desplazamiento de la corte, por él deseado, de Madrid a Valladolid. La ciudad elegida por Felipe II como la sede permanente de la Corte, a saber, Madrid, sufría desde hacía tiempo algunos problemas, sobre todo de superpoblación y creciente caos urbano. Sin embargo, la decisión de trasladar la corte a otra ciudad como era Valladolid -que resultaba problemática por ser demasiado pequeña y mal equipada para acoger una corte real-, se debió principalmente a la voluntad del favorito del rey. Valladolid, de hecho, estaba muy cerca de las posesiones castellanas del duque, incluida la propia Lerma, y en la ciudad del Pisuerga el valido podía contar con una amplia red de contactos. Natural de Valladolid era, por ejemplo, Rodrigo Calderón, uno de los más cercanos y leales clientes del duque. En los años de alejamiento de Madrid (1601-1606), Lerma fue capaz de aislar aún más el rey de la corte, controlando los accesos al palacio y también limitando el contacto entre los reyes y los miembros de la familia real que se habían mostrado más hostiles al gobierno del valido, entre ellos, la emperatriz María de AustriaMaría de Austria (1528-1603), hija mayor de Carlos V e Isabel de Portugal, se casó con su primo Maximiliano II emperador. Cuando en 1574 falleció su marido, la emperatriz volvió a Madrid junto a una de sus hijas, Margarita. En Madrid, ambas mujeres entraron en las Descalzas Reales, fundación de su hermana Juana. Desde el convento, siempre mantuvo correspondencia con sus hijos, los emperadores Rodolfo II y Matías I, actuando como nexo de unión entre el Imperio y la Monarquía Hispana. y la misma esposa del rey, Margarita de Austria. Antes de que la corte regresara a Madrid en 1606, Lerma exhibió al máximo el nuevo estilo de grandeza que caracterizaba la vida pública en tiempos de Felipe III, respecto a los años de austeridad monástica que se vivieron durante los últimos años del reinado de Felipe II. Las dos ocasiones principales de celebración y espectacularidad barroca en la que Lerma desempeñó el papel de auténtico protagonista de la vida cortesana fueron llevadas a escena, como en un teatro, en 1605: el bautismo del príncipe, el futuro Felipe IV, y la visita del conde de Nottingham, que llegó para ratificar el tratado de pazComo cierre de una larga guerra iniciada en 1585 entre la Inglaterra de Isabel I (1533-1603) y la España de Felipe II (1527-1598), se llegó a un acuerdo por medio de un tratado de paz el 28 de agosto de 1604. El tratado fue deseado por los dos monarcas que en ese momento estaban en el trono: Jacobo I (1566-1625) en Londres y Felipe III (1578-1621) en Madrid. firmado entre la Monarquía española y la Corona de Inglaterra, el año anterior. (foto: la Iglesia de San Pablo de Valladolid).