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Una religiosidad conflictiva

Un aspecto significativo de la religiosidad siciliana entre los siglos XVI y XVIII provenía del alto índice de conflictividad interna en las Órdenes religiosas, en el clero regular, en las cofradías y las iglesias.

San Giorgio a ModicaEstos conflictos se manifestaron con especial violencia en las ceremonias sagradas, dentro de las iglesias, pero especialmente durante las festividades, las procesiones, y los ritos externos. Una especie de “guerra de Santos” que Giovanni Verga narró en una de sus novelas. (foto 1, la Fiesta de San Jorge en Módica; foto 2, la Fiesta de San Juan en Ragusa).

El fenómeno se manifiesta particularmente en la diócesis de Siracusa, que en el 1774 el obispo Alagona definió como la “Diócesis de la discordia” y escribió al rey: “cada pueblo, incluso pequeño, se divide en dos o tres facciones que, en alguna festividad deben hacer en su iglesia procesión fuera de ésta, y por algún motivo que ellos llaman jurisdiccional, a menudo vienen a las manos, o si no destrozan la fama, disipan las sustancias de la iglesia, en diversas disputas, fomentan enemistades y odios, incluso entre parientes cercanos, y en los claustros sagrados aumentan siempre los escándalos y degradan lo que es sagrado y lo profano, estallando en blasfemias heréticas y todo ello por devoción”.

San Giovanni a RagusaUna explicación de esto puede ser rastreada en el terremoto de 1693 que hizo estallar conflictos hasta ese momento latentes. Las ciudades, casi totalmente destruidas, a menudo “se desdoblaban” y se reconstruían con una distribución diferente del espacio: clases aristocráticas y populares, al interno de las cuales se comenzaba a reclamar un nuevo y mayor protagonismo político, se situaron en dos partes separadas de la ciudad, una “alta” y una “baja”, y cada una de ellas tenía su propia iglesia de referencia, su santo, sus rituales, sus propias fiestas. Las razones de la controversia fueron, principalmente, el papel de “matricidad” que reivindicaba la propia iglesia y la elección del santo patrón que se imponía a toda la ciudad.

La ruta aquí propuesta pasa por algunas de las ciudades del sur-este de Sicilia destruidas y reconstruidas después del terremoto de 1693 y donde más encendido estuvo el conflicto entre Iglesias, santos y fieles, que todavía hoy siguen manteniendo ceremonias grandiosas barrocas en honor de los dos santos “patrones”, donde la competencia entre las dos iglesias se convierte en una parte del rito, perdiendo el carácter original del conflicto social y político en el interior de la comunidad.

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