Salamanca
Durante el siglo XV, Salamanca estuvo dividida por la creciente rivalidad entre las familias nobles de la ciudad, reunidas en los dos bandos opuestos de San Benito y Santo Tomé. Importante centro de producción textil y de exportación de lana, Salamanca se adhirió a la rebelión de los Comuneros (1520) contra el joven rey Carlos, para protestar contra los nuevos impuestos exigidos por el soberano en el Parlamento del reino (las Cortes) y para defender a los fabricantes locales de textiles. A pesar de la derrota de los Comuneros, Salamanca vivió en el siglo XVI una época de gran esplendor, manifestada en el prestigio de su universidad. Participó, como toda Castilla, de un período de profunda crisis en el siglo XVII, después la ciudad se recuperó en el siguiente siglo, asumiendo un aspecto barroco muy significativo. Se remonta al año 1729 la construcción de su impresionante Plaza Mayor (foto), mientras que otros monumentos se remontan al proceso de reconstrucción de la ciudad después de los daños causados por el terremoto de 1755.