Cervantes en Alcázar de San Juan: una polémica de época barroca
A la ciudad de Alcázar de San Juan (Ciudad Real) le rodea toda una polémica que arrastra desde Época Moderna. No había duda de que el célebre autor de El Quijote, Cervantes, había nacido en Alcalá de Henares, hasta que en 1748 apareció en la Iglesia de Santa María la Mayor de Alcázar de San Juan una partida de bautismo con el nombre y apellidos de Miguel de Cervantes Saavedra. Los defensores del origen alcazareño de Cervantes se basaban en el conocimiento del municipio de Alcázar de San Juan por parte del escritor, sin embargo, tras años de polémica se confirmó que el Miguel de Cervantes alcazareño no podía ser el autor del Quijote por la fecha de nacimiento, el 9 de noviembre de 1558, pues habría sido unos 11 años más joven (Cervantes nació en 1547) y los hechos de la vida del autor no coincidirían en fechas. Así, por ejemplo, en la Batalla de LepantoFue una batalla naval que tuvo lugar el 7 de octubre de 1571 y que enfrentó a la Liga Santa (Monarquía Hispana, Ducado de Saboya, el Papado, y las Repúblicas de Venecia y Génova) contra el Imperio Otomano, con la victoria cristiana. Su importancia radicaba en el freno que supuso para la expansión otomana en Occidente., el Cervantes alcazareño habría sido demasiado joven. Todavía hoy existen férreos defensores de que Alcázar de San Juan fue la patria chica de Cervantes, y las plazas, museos y monumentos de esta ciudad manchega recuerdan que la huella del Quijote está en la base de la cultura, el turismo (imagen 1 de la Plaza de España con Quijote y Sancho), la gastronomía y el paisaje de esta ciudad.
En este sentido, es preciso destacar el Museo del Hidalgo, inaugurado en 2011, cuyo edificio es un palacio del siglo XVI restaurado, de dos plantas y con un patio central (imagen 2), que recrea los ambientes y artilugios de la vida manchega de época quijotesca o barroca (el trabajo de los molinos, la importancia de la agricultura, las cocinas manchegas, los muebles barrocos, etc.).
Por último, es preciso destacar de esta localidad el Cerro de San Antón donde se sitúan los molinos de viento, hoy restaurados, que recuerdan el episodio delirante de Don Quijote luchando contra sus enemigos los Gigantes, que no eran otros que los molinos de viento manchegos. En época barroca llegaron a existir hasta 20 molinos en este cerro alcazareño, de ellos, sólo se conservan 4. Este cerro se conoce como el “Mirador de La Mancha” porque desde su altura permite apreciar el paisaje manchego de colores amarillos y verdes dibujados por los campos de trigo y cebada, que poco, o nada, ha variado desde la época quijotesca hasta nuestros días.