Tras las huellas de una doncella: El Toboso de Dulcinea
Don Quijote dijo a su escudero: “Así que, Sancho, por lo que yo quiero a Dulcinea del Toboso, tanto vale como la más alta princesa de la tierra”. (Don Quijote de la Mancha, parte I, capítulo XXV).
El TobosoEs un municipio que pertenece a la provincia de Toledo en la comunidad de Castilla La Mancha. Los únicos hallazgos arqueológicos de la zona datan de la época de los íberos. Los documentos escritos más antiguos que se refieren a este pueblo son del siglo XIV. Un siglo más tarde, el Toboso pasaba a manos de la Orden de Santiago. Cervantes popularizó este municipio, que hoy recibe visitas por el interés de conocer el lugar de la dama de la que Don Quijote se enamoró. es un pueblo de la Mancha que no podría entenderse sin leer la obra cumbre de Miguel de Cervantes, Don Quijote de la Mancha. Su fama va unida al personaje de Dulcinea del TobosoEs el personaje femenino del que se enamora Don Quijote de la Mancha en la célebre obra cervantina. Ella vive con sus padres Lorenzo Corchuelo y Aldonza Nogales en la villa del Toboso, localidad de la Mancha, y su descripción es la de una joven de gran belleza que labra los campos, pero en la imaginación del hidalgo don Quijote, enamorado de su figura, es una dama de ilustre linaje., dama de la que anda enamorado el delirante caballero. Los vestigios más antiguos que se conocen de este municipio son de la cultura ibérica, siendo después, en época medieval, tras la Reconquista, una villa que formaba parte del territorio repoblado por la Orden militar de Santiago. Ya en época Moderna, siglos XVI y XVII, conoció su aumento poblacional y se edificaron buena parte de los edificios civiles y religiosos barrocos que todavía hoy conserva el Toboso. Con todo, la huella quijotesca o cervantina acompaña las calles de este municipio, en el que las estatuas actuales de Dulcinea y Don Quijote en la Plaza Mayor se mezclan con antiguas calles y las casas típicas manchegas de mampostería, tapial y el blanqueado de sus paredes (imagen 1). Algunas fuentes apuntan que Cervantes eligió el Toboso como patria de Dulcinea porque allí vivía doña Ana de Zarco de Morales, mujer con la que pudo tener una relación amorosa Cervantes. De hecho, hoy se puede visitar la casa de Dulcinea, que es una casa típica donde supuestamente vivió doña Ana, amada de Cervantes, convertida en museo que alberga mobiliario y objetos de época barroca típicos de una villa manchega.
Entre los edificios religiosos que conservan su pasado barroco, y que además aparecen citados en el capítulo IX de El Quijote, es preciso destacar la Iglesia de San Antonio Abad, que es la iglesia principal del pueblo. Relataba Cervantes acerca de este edificio: “Don Quijote dio con el bulto que hacía la sombra, y vio una gran torre, y luego conoció que el tal edificio no era alcázar, sino iglesia principal del pueblo”. Se inició su construcción en el año 1525, sobre la planta de una iglesia más antigua. Su apariencia exterior de dimensiones monumentales, tal y como la describía Cervantes, es de estilo gótico isabelinoEs un estilo arquitectónico y decorativo típico de la época de los Reyes Católicos (1474-1516), que toma elementos que recuerdan tanto al final del Gótico como al principio del Renacimiento. Es, por tanto, un estilo de transición en el tiempo, al que, en ocasiones, le acompaña algún detalle en la decoración tomada del arte islámico. El edificio más representativo del Gótico isabelino es el Monasterio de San Juan de los Reyes en Toledo (Castilla La Mancha)., aunque la portada principal, que se encuentra bajo un arco de medio punto con pilastras, data de principios del siglo XVII. Junto a la portada se encuentra la torre cuadrada levantada en el siglo XVI con tres cuerpos de mampostería y sillería. Coronan la torre una balaustrada decorada con bolas (imagen 2). En su interior, nos encontramos con tres naves cubiertas por bóvedas de crucería que se sustentan sobre grandes columnas cilíndricas. Las capillas laterales, dedicadas a la Virgen, y la sacristía, se realizaron a principios del siglo XVII.