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Los gigantes de la Mancha: don Quijote y los molinos de viento

Imagen 5“¿Qué gigantes?” – dijo Sancho Panza -. “Aquellos que allí ves – respondió su amo -, de los brazos largos, que los suelen tener algunos de casi dos leguas”. “Mire vuestra merced – respondió Sancho – que aquellos que allí se parecen no son gigantes, sino molinos de viento, y lo que en ellos parecen brazos son las aspas, que, volteadas del viento, hacen andar la piedra del molino.” (Don Quijote de la Mancha, parte I, capítulo VIII).

Ciertamente don Quijote no se confundía al llamar gigantes a sus poderosos enemigos, los molinos de viento, dadas sus grandes dimensiones. Todavía hoy se puede apreciar en el paisaje manchego estas enormes máquinas que servían para moler el trigo, en búsqueda de la apreciada harina que servía parta hacer pan. Se trata de un instrumento que se remonta al mediterráneo antiguo (probablemente greco-romano, pero existen otras tesis que defienden el origen árabe, chino, o incluso centro europeo del siglo XII), pero el aspecto que hoy conservan los molinos de la Mancha es el de época barroca, cuando se registró el mayor número de molinos de viento colocados en lo alto de los cerros de los pueblos manchegos. Los siglos XVI y XVII trajeron importantes sequías en el territorio de La Mancha, encontrando en el recurso del viento y la edificación de los molinos, la combinación perfecta para conseguir el alimento. Su construcción se basaba en un cilindro de mampostería que acababa en una cubierta cónica de paja o madera. En su interior se distinguían tres pisos, uno para guardar el trigo molido, otro para guardar todos los instrumentos del molino y otro, el más alto, lleno de pequeñas ventanas a través de las que pasaba el viento, para que el molinero supiera de qué lado corría el viento. La maquinaria de los molinos para moler el cereal se componía de una muelaDisco de piedra que se hace girar rápidamente alrededor de un eje y sobre la solera, para moler lo que entre ambas piedras se interpone., soleraMadero asentado de plano sobre fábrica para que en él descansen o se ensamblen otros horizontales, inclinados o verticales. y un buen número de mecanismos que regularizaban el movimiento. En el exterior, el impulso del viento para mover la maquinaria era recogido por unas grandes lonas tendidas (hoy perdidas, como se puede apreciar en las fotos) sobre las aspas. En el lado contrario a las aspas se situaba el palo de gobierno que movía la techumbre y las aspas de forma circular según corría el viento.

Cervantes los quiso inmortalizar en su novela, cuando don Quijote, con su lanza, luchaba afanosamente contra estas construcciones pensando que eran enemigos que querían atacarle. Repartidos por buena parte del horizonte manchego podemos visitar molinos de los siglos XVI y XVII en diferentes municipios manchegos como en Campo de CriptanaEs un municipio manchego de la provincia de Ciudad Real en la comunidad de Castilla la Mancha. Existen restos arqueológicos desde época neolítica en el lugar, pasando por la Reconquista efectuada por la Orden de Santiago, pero sin duda, la época histórica que marcó la evolución cultural y las costumbres de este municipio fue el siglo XVII cuando Cervantes se inspiró en sus campos de cereales y en los molinos de viento que abundaban en Campo de Criptana. (Ciudad Real), donde hoy se conservan un total de 10 molinos, de ellos, 3 son de los siglos XVI y XVII, manteniendo la maquinaria original (imagen). A pocos kilómetros, en Alcázar de San Juan (Ciudad Real), se conservan 4 molinos restaurados. En Madridejos (Toledo), hay 1 sólo molino antiguo, del siglo XVI, que se encuentra dentro del municipio, no en un cerro como ocurre con el resto. En Consuegra (Toledo) se conservan 12 molinos, bastante restaurados, en el alto del cerro.

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