Fanzago y la revuelta de Masaniello
Cosimo Fanzago también fue testigo, y en cierto sentido co-protagonista, de los acontecimientos que caracterizaron la llamada revuelta de Masaniello (1647-1648). El levantamiento popular, liderado en un principio por la figura carismática que le dio su nombre, el pescadero Tommaso Aniello llamado Masaniello, cogió por sorpresa al virrey Rodrigo Ponce de León, Duque de Arcos. El 13 de julio 1647 los rebeldes se propusieron hacer valer los derechos apenas reconocidos de las personas y los capítulos que habían sido jurados por el virrey en un epitafio en la Plaza del Mercado (foto: Iglesia de Santa María del Carmen Mayor). Fue el propio virrey, a petición de Masaniello, quien encargó la obra a Fanzago. El Epitafio del mercado tendría que ir acompañado de la estatua del rey de España y de Nápoles, Felipe IV, del comitente y del cardenal Ascanio Filomarino, otra figura clave en los primeros meses de la sublevación. Sin embargo, la obra quedó incompleta debido a la sucesión de hechos que obligó a Fanzago a huir de Nápoles, e ir a Roma, en varias ocasiones durante los años siguientes. Después del asesinato de Masaniello y la huida del Duque de Arcos, la rebelión se había extendido a las provincias del reino, a pesar de las fracturas, cada vez más evidentes, en el grupo de los insurgentes. El bombardeo naval de la capital por los españoles provocó la proclamación de la República (octubre 1647). En los meses siguientes, el gobierno de Madrid aprovechó las divisiones del frente revolucionario y reconquistó Nápoles (abril de 1648), mientras que en el campo los barones procedieron a una dura represión. Durante la revuelta, varias obras de Fanzago, como en el caso del Palazzo Donn’Anna, sufrieron graves daños. El Epitafio del mercado fue demolido en el siglo XIX.