Los Palacios
Durante su carrera artística, Fanzago trabajó en innumerables comisiones, en Nápoles y en otros lugares, diseñando edificios sagrados, religiosos y civiles, y también esculturas, mobiliario urbano, decoraciones internas y altares, estas últimas caracterizadas por el fuerte uso de las incrustaciones geométricas y florales de mármol policromado. Palacio Zevallos Stigliano se encuentra en la céntrica Vía Toledo, hoy es sede de un banco y de la homónima galería del museo, y fue construido entre 1637 y 1639 bajo la dirección de Cosimo Fanzago. Pasó de ser propiedad de la familia Zevallos a la de los Colonna di Stigliano. El edificio ha sufrido varios cambios a lo largo de los siglos, a pesar de ello, la mano del arquitecto que primero lo diseñó es aún visible.
Palacio Carafa di Maddoloni, que también se encuentra en el centro de Nápoles, sufrió una profunda fase de renovaciones y embellecimiento a partir de 1656 a instancias del Duque de Maddaloni Diomede V Carafa. Las intervenciones proyectadas por Fanzago, que se completaron sólo después de la muerte del arquitecto, preveían, entre otras cosas, la construcción del pórtico delante de la entrada y el portal, la ampliación de la escalera principal y la transformación de las ventanas en balcones. La estructura se encuentra actualmente en fase de restauración, tanto interna como externa.
Las obras para la construcción del Palacio Donn’Anna, situado en Posilippo, comenzaron en 1642 por voluntad de Anna CarafaAnna Carafa della Stadera (1607-1644), princesa de Stigliano, era la única hija de Antonio Carafa della Stadera, duque de Mondragón, y de Elena Aldobrandini, sobrina del papa Clemente VIII. Esposa del duque de Medina de las Torres, Ramiro Nuñez de Guzmán, virrey de Nápoles de 1637 a 1644, Anna heredó de la abuela paterna, Isabella Gonzaga, el ducado de Sabbioneta. A su muerte, en 1644, dicho ducado pasó a Scipione Gonzaga, primer príncipe de Sabbioneta., esposa del virrey Ramiro Núñez de Guzmán, duque de Medina de las Torres. El proyecto, que se inició con la demolición de un viejo edificio pre-existente, preveía la construcción de una lujosa residencia con acceso directo, además de por tierra, por mar, con magníficos apartamentos y una fachada llena de nichos y grandes ventanales. La base del edificio es de toba y se apoya directamente en la roca del acantilado. La muerte de Anna Carafa, en 1645, impidió a Fanzago completar el trabajo, dando un aspecto romántico al palacio, a medio camino entre las ruinas y el promontorio rocoso, que alimenta su encanto y belleza.