Brindisi
De origen antiguo, Brindisi fue fundada por el pueblo de los Mesapios, que colonizaron parte de la Apulia en el siglo VIII a. C. Después de la conquista romana, la ciudad adquirió una importancia vital, gracias a su puerto, como una vía para la conquista de los Balcanes y Grecia, y como centro neurálgico para el comercio con el Mediterráneo Oriental. Conectada directamente con Roma por la Via Appia en el siglo II a. C., Brindisi fue escenario de muchos acontecimientos significativos de la historia de Roma, como el asedio de Julio César durante la Guerra Civil o de la reconciliación entre Octavio y Marco Antonio. Con la caída del Imperio Romano comenzó un largo período de declive. En la Edad Media, la recuperación de la ciudad estuvo, una vez más, ligada a su puerto: desde Brindisi, de hecho, zarpaban peregrinos y cruzados directos hacia Tierra Santa, y entre ellos también estaba el emperador Federico II de Suabia, que por la ciudad de Brindisi tuvo una auténtica predilección. En la Edad moderna la ciudad se sumió en una grave crisis económica y demográfica, fiel reflejo de la pérdida de importancia de su puerto. En 1656 la población también fue diezmada por una terrible epidemia de peste.