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El cardenal en Nápoles: Palacio Filomarino

El 16 de diciembre de 1641 Urbano VIII nombró a Ascanio Filomarino arzobispo de Nápoles, en lugar del cardenal Francesco Boncompagni, y lo eligió, al mismo tiempo, como cardenal de Santa María en Aracoeli. Filomarino se quedaría en la capital del virreinato español hasta su muerte, por más de veinte años (1641-1666), dejando marcada su huella en una fase muy delicada de la historia napolitana. Figura destacada en la escena política, así como en la vida religiosa y social de la ciudad, Filomarino dio vida a una serie de fuertes enfrentamientos con las autoridades públicas y laicas de Nápoles, no sólo para defender privilegios, prerrogativas y derechos de la Iglesia y del clero, sino también por motivos de naturaleza eminentemente política. Incluso con el virrey enviado desde Madrid fueron a menudo tormentosas las relaciones, en particular con el duque de Medina de las Torres (Virrey de 1637 a 1644) y con el conde de Oñate (1648-1653). Especialmente este último acusó con fuerza a Filomarino de conspirar contra el poder español y en beneficio de la intervención francesa, solicitando por esto en varias ocasiones, y sin éxito alguno, el alejamiento de Filomarino de la silla del Arzobispo de Nápoles. La protección del Papa Inocencio X, sin embargo, permitió a Ascanio poder continuar su mandato a los pies del Vesubio.

Palazzo FilomarinoDurante los años napolitanos, Filomarino continuó su actividad como mecenas y coleccionista de artes, haciendo del Palacio Filomarino (foto: patio interior) la sede de su importante colección artística. El Palacio, situado en la actual Via Benedetto Croce, en el centro de la ciudad, se encuentra en el sitio donde fue construido, en el siglo XV, la casa de un tal Giovannello Brancaccio. La estructura fue rediseñada y ampliada por el arquitecto Giovanni Francesco di Palma, cuando la poderosa familia de los Sanseverino de Bisignano adquirió el edificio, probablemente en la segunda mitad del siglo XV. La propiedad del palacio pasó a los Filomarino a principios del siglo XVII. Al periodo barroco pertenece el portal, obra del arquitecto Ferdinando SanfeliceFerdinando Sanfelice (1675-1748) nació y murió en Nápoles, donde desarrolló una intensa actividad como arquitecto y como creador de escenografías efímeras para las fiestas laicas y religiosas, según el gusto típico del barroco. De linaje noble, trabajó en otros centros como Salerno y Nardò., mientras que los balcones del segundo piso responden a un estilo neo-clásico inconfundible. Restaurado tras los daños causados por el bombardeo de la ciudad durante la llamada revuelta de Masaniello, el Palacio ha sido objeto de diversas modificaciones a través de los siglos, como lo demuestra la actual superposición de diferentes estilos artísticos. En el siglo XX el filósofo Benedetto Croce compró el segundo piso del Palacio, donde fundó el Instituto Italiano de Estudios Históricos y donde murió el 20 de noviembre de 1952.

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